Un perfecto equilibrio entre la busqueda estética y la expresión de los sentimientos en las miradas sesgadas, en los cuerpos que se desean casi sin tocarse, en la forma de expresar el amor.
Es un fascinante y sutil drama romántico, desprende una química que es captada por todos los sentidos, embriaga y te enamoras irremediablemente de la historia.
Acompaña la historia una banda sonora deliciosa, destaca Yumeji’s Theme, de Umebayasi Shingeru, oírla una vez es querer oírla siempre.