Es una película que nos habla de un tema tan complejo como el maltrato doméstico. Sin embargo su enorme valor está en tratar el tema no de forma superficial o sensacionalista, sino abordándolo en profundidad y desde los puntos de vista de todos los implicados.
Su directora, Icíar Bollaín, va más allá de querer provocar en el espectador empatía con la víctima del maltrato. Nos hace entender sus motivos, sus miedos y el porqué de su situación. Pero sobre todo, la visión más arriesgada y interesante es la del agresor; Bollaín nos explica que lleva a un hombre a maltratar a su mujer, que pasa por su cabeza.