La rigidez de la sociedad nipona consigue un absurdo, una joven belga Amélie entra a trabajar en una gran empresa en Japón, su situación laboral va sufriendo degradaciones progresivas que finalmente le hace encargarse de la limpieza de los servicios.
Aparte de su propia historia, el libro describe el comportamiento de las personas en Japón dentro de su entorno laboral, es muy posible que esta experiencia sea una y no necesariamente el reflejo general de la sociedad nipona, cumple muy bien con el estereotipo que tenemos desde occidente, nuestra idea de que el japonés vive para y por el trabajo, la alta jerarquización de sus estructuras, el despotismo entre mandos y la sumisión de los trabajadores.
Con todo ello y bajo la tez pálida en la belleza oriental, siempre me ha parecido ver una raza triste, triste porque oculta sus sentimientos bajo su propia máscara, desconfío de todo aquel que no muestra de frente sus sentimientos, porque el odio puede albergarse solo por el hecho de contenerse.