Dulce Néstor Ramírez Morales – Memorias de un niño que olía a mosto
SINOPSIS:
Memorias de la infancia de un niño rodeado de viñas en un pueblo manchego.
RESEÑA:
Tener un pueblo que recordar, es tener sensaciones durante toda la vida. Recordar la infancia, aunque esta no fuese todo lo alegre y divertida que un niño se merece, es saludable y reparadora en muchos momentos de la vida, máxime en el declive de la misma.
La vida en un pueblo campesino es muy diferente a vivirla en una gran ciudad. La escuela tiene ese olor a campo que los niños impregnan porque han estado trabajando antes y después de ir a esa escuela.
En la mancha, la vid, el cereal (trigo, cebada, avena), y el olivo están profundamente ligados a la economía y cultura de la zona, ello unido a la crianza de ganado, principalmente el ganado bovino, siendo autóctono la oveja manchega, de la que se fabrica el queso manchego.
Todo ese ambiente de agricultura y ganadería, hacen que las personas nacidas y criadas en esos pueblos tengan toda su vida ese olor que siempre les recordará su infancia.