Juan Marsé – Últimas tardes con Teresa

Juan Marsé – Últimas tardes con Teresa
SINOPSIS:
Ambientada en una Barcelona de claroscuros y contrastes, Últimas tardes con Teresa narra los amores de Pijoaparte, típico exponente de las clases más bajas marginadas cuya mayor aspiración es alcanzar prestigio social, y Teresa, una bella muchacha rubia, estudiante e hija de la alta burguesía catalana. Los personajes de esta novela a la vez romántica y sarcástica pertenecen ya, por derecho propio, a la galería de retratos que configuran toda una época.
MI COMENTARIO:
Nunca he aceptado el victimismo como excusa, así como no acepto la exigencia a la solidaridad, por ello destierro sin dudar el sentimiento de lastima que puede adjetivarse a un individuo joven que su modo de vida es el robar motos o bolsos de ancianas, y esperar de la vida un golpe de suerte para conseguir posicionarse sin haber dado un palo al agua.
Manolo, que así se llama uno de los protagonistas de esta historia, es un joven que huyendo de la pobreza y del hambre, viene a Barcelona a casa de un hermanastro que vive en barracas y casonas que se habían levantado en el monte Carmelo allá por los años 1950, le resultaba fácil robar motos que luego eran desguazadas para su venta, y bolsos por medio del tirón. Luego se gastaba todo el dinero en bares en el barrio chino, y en ropa elegante, pues le gustaba presumir y soñar con coches y mansiones de los ricos.
Teresa, la otra protagonista de la historia, es una chica de familia trabajadora y adinerada, estudiante en la universidad que en esos años y posteriores se caracterizo por una lucha sorda contra el régimen dictatorial que existía en la España con Franco, ello produjo una gran cantidad de niños progres que dejaron de serlo tan pronto abandonaron la universidad para entrar a trabajar con ‘papa’.
La confrontación entre los bienaventurados que poseen todos los recursos para vivir y pueden dedicarse a la gratuita y pedante fabulación ideológica, frente a los que carecen de todo y necesitan ganarse la vida día a día como sea.
Se critica a la burguesía y también a la emigración hacinada en barrios marginales, claramente explotada por las necesidades de una Barcelona en expansión, que no le importaba tener el decorado de miles de barracas y miserias humanas a su alrededor.
Me ha conmovido especialmente la descripción del monte Carmelo, lo recuerdo tal como esta explicado, yo vivía en los años 60 en el barrio de la Sagrada Familia, a mis doce o trece años me dedicaba a pasear por la ciudad, uno de mis paseos favoritos era subir por la calle Independencia hasta llegar a la ‘Plaça del Nen de la Rutlla’, de allí entraba al parque del Guinardó, pasaba por la ‘fuente del cuento’ y subía por la zona forestal hasta llegar al otro lado en que ya divisaba las barracas del monte Carmelo, paseaba entre el enjambre de casuchas y barrizales atravesándolo hasta llegar al parque Güell, allí lo dejaba atrás por la puerta del dragón, y enfilaba calle abajo hasta regresar a mi domicilio.
Barcelona a 24 de diciembre de 2013

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