Justine es una adolescente recurre a todos los estamentos sociales para preservar su virtud, y en todos los casos, en lugar de recibir ayuda, lo que encuentra es incitaciones al vicio. Justine simboliza la virtud que con una escasa inteligencia debe enfrentarse a las añagazas del vicio y, contrariamente a lo que cabría esperar, en lugar de ser recompensada por mantener su virtud, lo que recibe es toda clase de agravios.
Por el contrario, los libertinos que abusan de ella se ven recompensados. Sade vierte en esta obra su misantropía, describe cómo, en la sociedad en la que le tocó vivir, practicar la virtud siempre resulta oneroso, mientras que quien practica el vicio encuentra a una sociedad cómplice y corrompida, lo que le permite adquirir ventaja.
Sade reflejó en este libro la sociedad que le toco vivir, libertinaje, ociosidad, radicalización de la lujuria, poder del mas fuerte sobre el infortunio del desvalido.
Son muy interesantes las reflexiones filosóficas tanto para defender la virtud como todo lo contrario, la religión, la ignorancia, y la depravación.
De echo esta obra la califico de filosófica y de practicas sádicas, no en vano el mundo del BDSM incorpora el término ‘sadismo’ en su practica. Su vida real y su entorno fue así, aunque muchas personas no lo entiendan, existen otras muchas capaces de soportar sesiones de sexo y voluptuosidad difícilmente comprendidas por quien no lo conoce.
Barcelona a 12 de septiembre de 2012