Los datos económicos de este desastre empresarial ya se empiezan a conocer, y seguramente a lo largo de los días seguirán ampliándose las pérdidas por tal mala noticia: más de 4000 empleos perdidos, 22000 pasajeros perjudicados, cifras millonarias en recolocaciones de pasajeros e indemnizaciones.
La Generalitat adquirió el 80% de esta compañía, a través de sociedades vinculadas, ( Fira de Barcelona, Consorci de Turisme, Institut català de finances, Avançsa de Catalunya), la operación costo 1 euro en 2009, año tras año sufría pérdidas que naturalmente eran compensadas por los socios y por si eso fuera poco la Generalitat durante estos últimos tres años ha aportado más de 150 millones de euros en subvenciones.
Es decir que mientras se efectúan recortes económicos en sanidad, educación, jubilaciones, personal funcionario; se entrega dinero público a una empresa ‘privada’, y ¿para qué?, solo se me ocurre una opción: satisfacer la vanidad de unos políticos que priman su egocentrismo más radical.
¿Cuando tendremos políticos que piensen en el bienestar y futuro de sus administrados, y cuando entenderán que el dinero público no es de ellos y deben utilizarlo con honestidad?.
¿Cuando podremos sentar a los políticos en un juzgado reclamándoles por su ineficacia y, como en este caso, hurto de capitales a los ciudadanos para la construcción de su particular pirámide?.