Me resulta muy difícil comentar esta película sin desgranar el argumento y tal vez fastidiar al que quiera ir a verla, pero vamos a ello.
La sinopsis expuesta anteriormente ya explica la historia que se quiere exponer, es una película dentro de otra, mientras vas viendo como va el rodaje de la película principal, o sea, la histórica de la conquista americana por Colón, nos muestra otra realidad histórica y actual en Bolivia, una población harta de ser expoliados (otra vez más), esta vez por sus propios dirigentes queriéndoles subir el costo del agua hasta un 300 por cien, para entregar la explotación de la misma a una multinacional norteamericana, la lucha descarnada de los ciudadanos, enfrentándose con palos y piedras a un ejercito con fusiles, conducen en este caso a efectuar una ‘consulta popular’, siendo la primera en el país, 50.000 personas acudieron voluntariamente y rechazaron las pretensiones del gobierno, aún y así tuvo que haber otro enfrentamiento en las calles de Cochabamba, de unos 100.000 habitantes de la misma, contra el ejercito y la policía, la primera victoria del pueblo, consiguiendo echar marcha atrás la ley transaccional y echar a la multinacional.
Y a partir de aquí algunas cuestiones para mi importantes de la película que tal vez desvelan acciones que pueden estropearte la intriga de verla, así que eres libre de seguir leyendo o esperar a verla antes de leer más.
Podríamos quedarnos en el episodio histórico y en la utilización de dos momentos, la conquista de los territorios americanos por los descubridores españoles, con toda su carga y fuerza emocional que conlleva, subyugando a los indígenas a las entonces temibles y sanguinarias huestes españolas, comparando ese hecho de hace 500 años, con el hecho actual de políticos que no dudan en subyugar a su pueblo a cambio de no se sabe que.
Eso solo ya da para una buena película, pero en esta hay mucho más, son los gestos, las miradas, las palabras, no puedes perder ninguna letra, ningún silencio, ninguna mirada.
Un indígena entrega al recaudador de impuestos, el oro que lleva en un pequeño cuenco, como no esta lleno lo envían a castigar, el castigo es cortarle la mano con un hacha, esta escena la están proyectando y visionando después de efectuarla, la visionan las personas que han hecho el rodaje, también Belén, una chica de no mas de 12 años, al salir le preguntan, ¿cómo ha ido, te ha gustado?, responde, ‘si, algo dura’, pero lo dice con una impasibilidad estremecedora, ¿Cómo esa impasibilidad, si a todos los espectadores nos ha puesto el pelo en punta?, nosotros vimos lo que se quería transmitir, ella que estuvo en el rodaje, por supuesto que vio la ficción, para ella fue duro, para nosotros espeluznante el ver esa crueldad.
En otra escena se niegan unas mujeres que tenían que representar que ahogaban a sus hijos en un río porque eran perseguidas por los soldados, alguien dijo: ‘no lo pueden hacer porque ninguna madre seria capaz de hacerlo’. Si que se es capaz de hacerlo, para evitar el sufrimiento de una muerte cruel, entregando a tus hijos como carroña a los perros, antes lo ahogas y le procuras una muerte menos cruel, sabiendo en ese mismo momento que la madre morirá con su hijo. Pero no puede entrar en cabeza humana la bestialidad y barbarie que puede infringir un ser humano a otro.
Y por poner el último, aunque hay muchos mas, el cambio que se produce en el productor (Luis Tosar), deja su cinismo y único afán de hacer la película a toda costa, por la emoción que siente de tristeza y compasión por Belén, siendo herida en el tumulto, deja la acción de la película y la busca entre los heridos con su madre, para socorrerla, esta emoción es la misma que sentimos todos en cualquier desgracia de un ser conocido, desgracias hay muchas, pero si conoces a la persona, aunque sea por poco tiempo, la tristeza te embarga y tu comportamiento es diferente.
Es una película para beberla, empaparse de ella, no ver sólo la superficie, llenarse de palabras, como he escrito antes, y de sentimientos.