Liz Gilbert (Julia Roberts), se encontraba perdida, buscando respuestas a su vida se embarca en un viaje por el mundo, que se convierte en una búsqueda para encontrarse a ella misma. Descubre el placer de la comida, el poder de la meditación, y el amor.
Es una película sensible, dulce, sin mucha trascendencia, pero con los ingredientes necesarios para pasar un rato con la sonrisa dibujada.