Francisco García Pavón – Cuentos republicanos

Francisco García Pavón – Cuentos republicanos


SINOPSIS:

Cuentos republicanos quizá sea el mejor libro de García Pavón. Las distintas piezas, plenas de sustancia autobiográfica, se ocupan del final de la infancia y de la primera adolescencia, que coinciden con los años de la Segunda República. El autor utiliza un material literario de un costumbrismo bien dosificado para contarnos su exaltación de las libertades y los sentimientos republicanos, pero también para rememorar su aprendizaje vital. Los relatos son, pues, una excelente muestra de cierto realismo social que supo enriquecer el mero análisis crítico con un lenguaje preciso, un lirismo sutil y buenas dosis de humor.

Los «Cuentos republicanos» que nuestro autor publicó en 1961 forman parte de un repertorio de libros que, entre el formato de colección de relatos encadenados o de novela desestructurada, reflejan las vivencias («vividuras» decía Pavón) del autor en su infancia, adolescencia y juventud, que coinciden con tres etapas históricas que quedan reflejadas: Monarquía, República y Guerra Civil. Los Cuentos republicanos, contrariamente a lo que parece indicar su nombre, lo que cuentan es el momento previo, inmediato, a la llegada de la República en 1931, y lo cuentan desde la óptica del niño que se hace mayor y con un lenguaje evocador.


Francisco García Pavón (Tomelloso, Ciudad Real, 24 de septiembre de 1919 – Madrid, 18 de marzo de 1989) fue un escritor y crítico literario español, famoso por sus novelas policíacas protagonizadas por Plinio, jefe de la policía local de Tomelloso

El edificio de la Facultad de Letras de Ciudad Real (Universidad de Castilla-La Mancha) se llama Francisco García Pavón, al igual que un instituto de educación secundaria de Tomelloso. En Madrid, residió en la calle de Augusto Figueroa. El Ayuntamiento de Tomelloso concede anualmente el “Premio de Narrativa Francisco García Pavón”.





RESEÑA:

Un pueblo manchego sabe a romero, menta, tomillo, espíritu…, El labriego manchego mira en silencio el cielo de Castilla, esperando el milagro del agua, conoce las nubes, son esculturas que recogen sus sueños. Son muy hermosos los cielos de Castilla.

Francisco García Pavón, recoge el espíritu manchego como nadie, lo expone en este libro con los ojos abiertos de un adolescente.

El manchego tiene fama merecida por su ‘retranca’, una forma de decir las cosas que no deja ninguna duda de lo que piensa:

Después de volver de misa, el abuelo pregunta: ¿Que, habéis sacado muchas animas del Purgatorio?

O en el bautizo: Los niños venían de París a que los bautizaran en Tomelloso.

La primera vez que le llevaron a ver un partido de fútbol, reflexionaba así: El fútbol es natural de los ingleses, que gustan de cansarse corriendo detrás de las cosas inútiles y sin argumento. Los españoles prefieren el toro, porque en ellos hay algo práctico y hay drama.


Hay relatos verdaderamente conmovedores: Paulina y Gumensindo, matrimonio campesino, se separan durante la semana, él va a su terreno, lo trabaja, lo cuida, sufre el tiempo, el calor, el frío. El fin de semana vuelve con su carro, es esperado por Paulina en la calle, y esos pocos días viven su deseo de aislamiento juntos. Paulina sufre en silencio la muerte del marido, sin lagrimas. No fue demasiado el tiempo que transcurrió en acompañarlo de nuevo.

La lectura de García Pavón es un aliciente para el manchego, porque contiene como un pedazo de ámbar, el fósil de un mundo desaparecido.

Región profundamente arraigada en sentimientos republicanos, en todo el libro está la huella de un tiempo duro en la España del siglo XX.

 

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