La Mari – Jesús Garay

A principios de los años cincuenta, todavía existía la cartilla de racionamiento, me parece que duró hasta el 1952, en España había mucha miseria y hambre, mucha hambre, los pocos lugares en donde existía la posibilidad de trabajar eran las grandes ciudades, Barcelona, Madrid, Valencia, en España se produjo un éxodo buscando oportunidades, no muy diferente a lo que pasa actualmente con los pueblos sudamericanos, marroquíes, senegaleses, paquistaníes, y un largo etcétera.

Hasta aquí no he dicho nada que no se sepa, pero creo que es necesario recordar nuestra historia reciente mas macabra, para que no se nos olvide.

La Mari, una muchacha de Huelva, analfabeta, es de un pueblo que vive de la minería, con dos hijos, se muere el marido, inicia ella sola un viaje con el Sevillano, ese tren que tardaba mas de un día en atravesar los campos de España hasta llegar a la estación de Francia en Barcelona, con un hatillo y una maleta de cartón desciende del vagón, ilusionada por buscar un trabajo, no ha venido a Barcelona a robar ni a mendigar, solo quiere trabajar y con ello ganar un dinero honrado para ella y sus hijos.

Trabajó mucho, mucho, sirviendo y limpiando escaleras, también le ayudaron buenas gentes que entendían el drama que vivía la Mari, porque era su mismo drama, aunque habían mas posibilidades de trabajar en las ciudades, también había miseria, la desgraciada miseria traída por una guerra y un millón de muertos.

Nadie le regaló nada, se esforzó mucho, estudiaba después del trabajo, consiguió hacerse maestra, se involucró en reivindicaciones sociales del barrio, pudo traer a sus hijos con ella, y se enamoró de un catalán, Enric, independentista:

Dice Enric:
-«Yo no estoy por esas pequeñas cosas que reivindicáis en la Parroquia del Verdú, estoy por Catalunya, su cultura, sus costumbres…»
Dice La Mari:
-«Puede que a vosotros os hayan robado la cultura y la lengua, pero a nosotros el pan…»

Enric amó a La Mari, y también llegó a entender y querer la tierra de ella.

Una película que no deja indiferente a nadie.

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