Yo, de joven tenia unos amigos que sus padres eran de un pueblo de Aragón: Ruesta, el lugar estaba abandonado, solo quedaban algunas casas en pie, fuimos un verano a pasar unas vacaciones largas, buscamos las casas que estaban mejor y allí nos acomodamos, haciendo un jergón con paja, nos bañábamos en el río, también en el pantano de Yesa, que está muy cerca, y visitábamos por las noches los otros pueblos de alrededor que estaban en fiestas.
Esas vivencias se repitieron algunos años mas, y en muchas ocasiones con mas amigos que también se apuntaban a la aventura.
Hace unos años volví a pasar por el pueblo, estaba totalmente vallado y era imposible parar en él, la carretera era como un desfiladero entre un pueblo.
Posiblemente esta película será un documental para muchos, sobre todo para aquellos urbanitas de “toda la vida”, pero la España actual todavía sabe mucho de la desertización de sus pueblos, la nostalgia de su plaza mayor, de sus fiestas, de los largos paseos hasta el cementerio, del olor del romero, y del tacto del aire áspero en las mejillas.
El cine tiene mucho de ficción, y nos ayuda a vivir muchos momentos que de otra forma tal vez no viviremos nunca, pero en otras ocasiones nos muestra la vida tal cual, tampoco la viviremos nunca, pero otros si la han vivido y han muerto viviéndola.
El cine Español es un joyero, y esta película es una joya de las mas valiosas.